martes, 8 de noviembre de 2011

Cosas deseadas

La "Desiderata de la felicidad" es un poema al que se le atribuyen tres orígenes distintos. El primero es que fue encontrado en la iglesia de St. Paul ubicada en Baltimore, Estados Unidos. Data de 1692, año en que esa iglesia fue fundada. La segunda, es que fue escrita por el alemán Max Erhmann en 1927 y patentada un año después de su muerte, en 1946. Y la tercera trata de que era un texto originariamente escrito en latín y encontrado en una campana de las torres de St. Paul y que Erhmann tradujo al inglés. Sea cual sea su origen, es un texto bellísimo que habría que leer todos los días al levantarse.
Camina plácido entre el ruido y la prisa y piensa en la paz que se puede encontrar en el silencio. En cuanto sea posible y sin rendirte, mantén buenas relaciones con todas las personas. Enuncia tu verdad de una manera serena y clara y escucha a los demás, incluso al torpe e ignorante, también ellos tienen su propia historia. Esquiva a las personas ruidosas y agresivas, ya que son un fastidio para el espíritu. Si te comparas con los demás, te volverás vano y amargado, pues siempre habrá personas más grandes y más pequeñas que tú. Disfruta de tus éxitos lo mismo que de tus planes. Mantén el interés en tu propia carrera por humilde que sea, ella es un verdadero tesoro en el fortuito cambiar de los tiempos. Sé cauto en tus negocios pues el mundo está lleno de engaños, mas no dejes que esto te vuelva ciego para la virtud que existe. Hay muchas personas que se esfuerzan por alcanzar nobles ideales. La vida esta llena de heroísmo. Sé sincero contigo mismo, en especial no finjas el afecto Y no seas cínico en el amor, pues en medio de todas las arideces y desengaños, es perenne como la yierba. Acata dócilmente el consejo de los años abandonando con donaire las cosas de la juventud. Cultiva la firmeza del espíritu, para que te proteja en las adversidades repentinas. Muchos temores nacen de la fatiga y la soledad. Sobre una sana disciplina, se benigno contigo mismo. Tú eres una criatura del universo. No menos que las plantas y las estrellas, tienes derecho a existir. Y sea que te resulte claro o no, indudablemente el universo marcha como debiera. Por eso debes estar en paz con Dios cualquiera que sea tu idea de El. Y sean cualesquiera tus trabajos y aspiraciones, conserva la paz con tu alma en la bulliciosa confusión de la vida. Aún con toda su farsa, penalidades y sueños fallidos, el mundo es todavía hermoso. Sé cauto, ¡esfuérzate por ser feliz!

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